Destino viajero


Destino Viajero


Quisiera empezar este escrito con una sencilla frase: “Somos almas viajeras”; constantemente estamos en la búsqueda de algo, lo hacemos cada mañana al despertar y cada noche al dormir, y esta búsqueda constante en términos generales nos hace emprender diferentes viajes; y es que, en sí, cada día es un nuevo viaje que emprender.

El diccionario de la Real Academia Española define la palabra buscar de la siguiente manera: “Hacer lo necesario para conseguir algo” y acá es donde definimos las cuestiones más importantes. ¿Qué buscamos? ¿Cómo lo buscamos? y ¿Que estamos haciendo para encontrarlo?

En cuanto al ¿que buscamos?, visto desde cualquier punto de vista se puede definir de muchas formas, buscamos objetos, buscamos personas, buscamos situaciones, sueños, objetivos, en fin, pero siempre estamos buscando algo así no lo sepamos; y para obtenerlo ¿Qué hacemos?, en primera instancia debemos saber que estamos buscando; y me tomo la libertad de repetir muchas veces la palabra buscar porque eso mismo quiero hacer, buscar entender nuestra conexión con lo esencial. Cuando entendemos que es lo que estamos buscando empezamos a indagar sobre dónde podríamos encontrar eso que nos hace falta, entonces acá empieza el primer viaje y de paso respondemos el interrogante de ¿Cómo lo buscamos?, así es: Viajando

Nuestro primer viaje puede no darnos la respuesta y probablemente no vamos a encontrar eso que buscamos, pero algo tenemos claro, nos acerca cada vez más a ello, entonces empieza el segundo viaje, un viaje mental hacia el pasado, hacia lo vivido, hacia el origen de las cosas intentamos revelar porque no lo encontramos a la primera búsqueda y acá es donde nace la frustración, cuando no encontramos en el primer intento, pero es ella misma la que nos lleva a seguirlo haciendo y acá quiero hacer una aclaración, por esa razón la frustración es muy necesaria en nuestras vidas porque nos anima a seguir intentando. Entonces este viaje nos empieza a abrir puertas y posibilidades cada vez más amplias y entre más buscamos más se hace pequeño el espacio hasta que llega ese esperado momento. ¡Lo encontré!

Entonces ya definimos el ¿cómo? y el ¿qué?, pero sabemos que el ¿Qué? Puede ser cualquier cosa, pero… y acá es donde nos ponemos sentimentales: espiritualmente ¿estamos buscando algo?, ¿estamos buscando lo adecuado? ¿estamos bien encaminados? Y aclaro que esta es mi humilde opinión, no pretendo resolver el misterio de la vida, pero será una gota más en el aguacero del conocimiento y basado en mi experiencia y en cómo está la situación de la vida no sería tan descabellado pensarlo…







Ahora bien, poniendo en práctica lo aprendido, viajemos para saber si estamos buscando lo correcto, nuestro primer viaje sería entonces buscar la felicidad y la felicidad nos la han vendido de muchas formas, hasta en una botella de azúcar y jarabe, en la ilusión del dinero, en la comodidad física, en tener una profesión, un trabajo en un buen lugar y más dinero para poder gastarlo en cosas que seguramente nos brindarán felicidad, pero acá les pregunto, ¿porque razón queremos cada vez más y más cosas? ¿O cada vez más y más dinero acaso todo el dinero y las cosas materiales del mundo serían suficientes para obtenerla? Y la respuesta es obvia, ¡no! Esto nos dará una sensación equivocada de satisfacción, pero felicidad no. Entonces ¿qué hace falta?, Exacto el segundo viaje del que hablamos, este es mental y recomiendo que sea también hacia el corazón, entonces vamos al origen, la felicidad es el resultado de un conjunto de situaciones o condiciones que satisfacen la mente, el alma y el cuerpo en una perfecta armonía. ¡Lotería! Entonces estas situaciones y condiciones dependen del viaje que emprendemos y ahora buscamos dicha armonía y para ello podemos empezar buscando un lugar donde esta armonía se ponga en práctica en todo momento, y este es tema para la segunda parte de este blog. (Nuestra conexión con las montañas).

Esta armonía solo se ve en la naturaleza, cada ser, cada condición y cada elemento de la naturaleza, se mueve en perfecta armonía para que ella misma sea capaz de mantenerse y ser un universo determinado y armonizado en sus propias leyes. Y entonces miramos alrededor y vemos un mundo creado por nosotros mismos que actúa como una pantalla para taparnos la vista y allá muy al fondo las montañas contemplando confundidas por qué preferimos vivir 350 días engañados y 15 días buscando la paz que probablemente nos puede ofrecer por el resto de nuestras vidas ¡y emprendemos el viaje!

Por: yeisson.a.rodriguez.9

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